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miércoles, 23 de octubre de 2024

Guerra de guerrillas de Hamás en el norte de Gaza

Tal como lo señalaron la mayoría de los expertos analistas que no esperaban que la organización colapse, con la muerte de Yahya Sinwar, la organización terrorista sigue asestando duros golpes al Ejército israelí.

Las tácticas guerrilleras de Hamás en el norte de Gaza complican su derrota

Israel ha diezmado el ala militar de Hamás, junto con gran parte de Gaza. Sin embargo, la estrategia de asalto y huida a pequeña escala del grupo supone una amenaza en el norte del enclave.
Por Patrick Kingsley y Aaron Boxerman, publicado por The New York Times.

La mayoría de los altos mandos de Hamás han muerto. Las bases del grupo han sido diezmadas. Muchos de sus escondites y arsenales han sido capturados y destruidos.

Pero el asesinato de un coronel israelí cometido por Hamás en el norte de Gaza el domingo reveló cómo el ala militar del grupo, aunque no tiene la capacidad de operar como un ejército convencional, sigue siendo una poderosa fuerza guerrillera con suficientes combatientes y municiones para complicar al ejército israelí en una guerra lenta, agotadora y aún imposible de ganar.

El coronel Ehsan Daksa, miembro de la minoría árabe drusa de Israel, murió al estallar un explosivo colocado cerca de su convoy de tanques. Fue un ataque sorpresa que ejemplificó la manera en que Hamás ha resistido casi un año desde que Israel invadió Gaza a finales de octubre pasado, y probablemente podrá hacerlo incluso después de la muerte de su líder, Yahya Sinwar, la semana pasada.

Los combatientes de Hamás que quedan se ocultan en edificios en ruinas y en la vasta red de túneles del grupo, gran parte de la cual permanece intacta a pesar de los esfuerzos de Israel por destruirla, según analistas militares y soldados israelíes.

Tanques israelíes camino al norte de la Franja de Gaza
Foto de Abir Sultan/EPA, vía Shutterstock. Visto en The New York Times
Los combatientes emergen brevemente en pequeñas unidades para colocar trampas explosivas en edificios, poner bombas en las carreteras, sujetar minas a vehículos blindados israelíes o disparar granadas propulsadas por cohetes contra las fuerzas israelíes antes de intentar regresar a la clandestinidad.

Aunque Hamás no puede derrotar a Israel en una batalla frontal, su enfoque a pequeña escala, de golpear y huir, le ha permitido seguir infligiendo daño a Israel y evitar la derrota, aunque, según el recuento no verificado de Israel, Hamás haya perdido más de 17.000 combatientes desde el comienzo de la guerra.

“Las fuerzas guerrilleras están trabajando bien y será muy difícil someterlas, no solo a corto plazo, sino a largo plazo”, dijo Salah al-Din al-Awawdeh, miembro de Hamás y excombatiente del ala militar del grupo, quien ahora es analista en Estambul.

Aunque Israel haya destruido los depósitos de cohetes de largo alcance de Hamás, dijo al-Awawdeh, “sigue habiendo infinidad de artefactos explosivos y armas ligeras a la mano”.

Algunos de esos explosivos se almacenaron desde antes del comienzo de la guerra. Otros son municiones israelíes reutilizadas que no estallaron al impactar, según Hamás y el ejército israelí. Hamás publicó un video esta semana que parecía mostrar a combatientes del grupo convirtiendo un misil israelí sin explotar en una bomba improvisada.
En combate abierto, los integrantes de Hamás no son rivales para el ejército de Israel, como demostró el asesinato de Sinwar en el sur de Gaza la semana pasada. Acorralado en las ruinas de Rafah, Sinwar fue abatido por una unidad israelí que podía recurrir a tanques, drones y francotiradores como refuerzo.

Pero es poco probable que su muerte afecte a la capacidad de los combatientes de Hamás en el norte de Gaza, según analistas israelíes y palestinos.

Desde que Israel tomó el control en noviembre de una vía clave que divide el norte y el sur de Gaza, la dirección de Hamás en el sur, que incluía a Sinwar, ha ejercido poco control directo sobre los combatientes del norte. Y tras más de un año de lucha guerrillera, es probable que los combatientes de Hamás que quedan estén acostumbrados a tomar decisiones a nivel local en lugar de recibir órdenes de una estructura de mando centralizada.

Además, el grupo dijo durante el verano que había reclutado a nuevos combatientes, aunque no está claro cuántos son ni lo bien entrenados que están.

Hamás también se ha beneficiado de la negativa de Israel a mantener su posición o transferir el poder en Gaza a un liderazgo palestino alternativo. Una y otra vez, los soldados israelíes han obligado a Hamás a abandonar un barrio, solo para retirarse al cabo de unas semanas sin entregar el poder a los rivales palestinos de Hamás. Esto ha permitido al grupo regresar y volver a ejercer el control, lo que a menudo ha provocado el retorno del ejército israelí meses o incluso semanas después.

La actual campaña de Israel en Jabalia, en el norte de Gaza, donde fue asesinado el coronel Daksa, es al menos su tercera operación allí en el último año.

Los funcionarios israelíes afirman que esta última acción es necesaria para debilitar a un Hamás renaciente.

Sin embargo, la falta de rumbo de la estrategia israelí ha hecho que tanto israelíes como palestinos se pregunten por qué se envió de nuevo a sus soldados a Jabalia.

“Ocupamos territorios y luego nos vamos”, dijo Michael Milstein, analista israelí de asuntos palestinos. “Este tipo de doctrina significa que te encuentras en una guerra interminable”.

Mientras tanto, los palestinos dicen que esta operación en Jabalia ha sido una de las más traumáticas de una guerra ya de por sí brutal. A medida que se intensifican los combates, el espectro de la hambruna se cierne de nuevo sobre el norte de Gaza, y los trabajadores sanitarios han advertido de que los últimos hospitales que quedan en la zona corren el riesgo de derrumbarse.

Para los palestinos, la suposición general es que se trata de un intento de expulsar a la población restante del norte de Gaza. La mayor parte de la población del norte anterior a la guerra —aproximadamente un millón de personas— huyó hacia el sur al comienzo de la guerra, pero se cree que quedan unas 400.000 personas.

La alarma palestina ha sido fomentada en parte por un destacado exgeneral israelí, el general de división Giora Eiland, quien ha presionado públicamente al gobierno de Israel para que despueble el norte de Gaza cortando el suministro de alimentos y agua.

Según el plan del general Eiland, el ejército israelí daría a los 400.000 restantes una semana para desplazarse hacia el sur antes de declarar el norte zona militar cerrada. Israel bloquearía entonces todos los suministros al norte en un esfuerzo por obligar a los militantes de Hamás a capitular y devolver a los rehenes que mantiene retenidos desde el ataque de octubre pasado contra Israel.

“Se enfrentarán a dos alternativas: rendirse o morir de hambre”, dijo en una entrevista el general Eiland, exdirector del Consejo de Seguridad Nacional de Israel.

Cualquier civil que se negara a marcharse sufriría las consecuencias, sin que entraran nuevos suministros, dijo el general.

“Les estamos dando a todos la oportunidad. Y si algunos de ellos deciden quedarse, bueno, probablemente sea su problema”, dijo el general Eiland.

El plan ha generado un importante debate y algo de apoyo en Israel, incluso por parte de ministros del gobierno y legisladores, ya que algunos israelíes buscan soluciones decisivas a una guerra repetitiva.

Los defensores de los derechos humanos han dicho que tal política, de llevarse a cabo, violaría el derecho internacional y amenazaría gravemente el bienestar de los civiles del norte de Gaza.

Michael Sfard, abogado israelí de derechos humanos, dijo que el plan del general Eiland supondría “la creación deliberada de crisis humanitarias como arma de guerra”. Asediar a un enemigo en una zona pequeña podría ser aceptable, dijo, pero no un asedio de un territorio tan amplio.

Las propuestas del general “podrían equivaler muy probablemente a un crimen de guerra”, dijo Sfard.

Tanto Nadav Shoshani, portavoz militar israelí, como Omer Dostri, portavoz del primer ministro Benjamín Netanyahu, dijeron este mes que el gobierno no está aplicando el plan.

Sin embargo, Dostri dijo que Netanyahu había estudiado el plan.

Los palestinos especulan con la posibilidad de que una versión del mismo se haya convertido en política del gobierno israelí: Israel ha emitido advertencias de evacuación para más barrios del norte de Gaza, donde viven al menos decenas de miles de personas, y la cantidad de ayuda que entra en la zona ha disminuido drásticamente desde principios de octubre.

Montaser Bahja, de 50 años, dijo que huyó de su casa en Jabalia para refugiarse en otro lugar del norte de Gaza al comienzo de la nueva operación israelí. Dijo que los familiares que se quedaron han descrito los bombardeos de Israel como inusualmente violentos, y que la nueva política parecía formar parte de un intento —junto con la restricción de la ayuda humanitaria— de obligar a la gente a desplazarse hacia el sur.

“Puede que les dé vergüenza decirlo ante el mundo y lo nieguen”, dijo Bahja, profesor de inglés en un instituto. “Pero basándonos en lo que están haciendo sobre el terreno, parece que se trata de eso”.

Las autoridades israelíes han dicho que permiten la entrada de mucha ayuda en todas las zonas de Gaza y han culpado de la escasez a los problemas logísticos de las Naciones Unidas y las organizaciones de ayuda.

Solo 410 camiones de ayuda han entrado en Gaza en las tres primeras semanas de octubre, frente a los aproximadamente 3000 de septiembre, según la ONU. Las propias cifras del ejército israelí muestran un descenso similar.

Los precios de las verduras y los productos enlatados en los mercados callejeros improvisados del norte de Gaza se están disparando, según los palestinos, lo que aumenta la preocupación entre los activistas de derechos humanos de que las restricciones israelíes ya han provocado un hambre generalizada./ Por Patrick Kingsley y Aaron Boxerman, publicado por The New York Times.-

Myra Noveck reportó desde Jerusalén y Gabby Sobelman desde Rejovot, Israel.
Patrick Kingsley es el jefe de la corresponsalía en Jerusalén, y lidera la cobertura de Israel, Gaza y Cisjordania.
Aaron Boxerman es reportero del Times que cubre Israel y Gaza. Está afincado en Jerusalén.

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