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miércoles, 18 de septiembre de 2024

Sobre la guerra cognitiva

En éste blog, recurrentemente hemos tratado noticias y opiniones sobre ciberseguridad, cibercrimen, ciberguerra, IW y guerra hibrida. Todos esos conceptos están íntimamente relacionados en un concepto poco conocido por las mayorías, pero que viene en auge desde el inicio de éste siglo XXI, la guerra cognitiva o CW por sus siglas en ingles, Cognitive Warfare.

Visto en NATO Review. Imagen de ©Root Info Solutions
Como se sabe, la naturaleza de la guerra ha cambiado, y la mayoría de los conflictos actuales permanecen por debajo del umbral de la definición tradicionalmente aceptada de guerra. Los conflictos se libran de maneras nuevas, innovadoras y radicalmente diferentes. Con la llegada de la guerra híbrida moderna, cada vez se trata menos de fuerza letal o cinética, pero han surgido nuevas formas de guerra, como la guerra cognitiva (CW), donde la mente humana ahora se considera como un nuevo dominio de guerra.

La CW, como parte integral de la guerra híbrida, representa un nuevo paradigma en los conflictos modernos. Se trata de una forma de conflicto no convencional que busca influir en la mente de las personas, manipulando sus percepciones, creencias y decisiones. Es una guerra silenciosa, que se libra en el terreno de las ideas y las emociones, con el objetivo de debilitar al adversario desde dentro.

Se puede decir que es la evolución de la Information warfare (IW), la guerra de la información en español. La IW es el uso y la gestión en el espacio de batalla de la tecnología de la información y la comunicación (TIC) en la búsqueda de una ventaja competitiva sobre un oponente.

Se debe comprender que con el papel cada vez mayor de la tecnología y la sobrecarga de información, las habilidades cognitivas individuales ya no serán suficientes para garantizar una toma de decisiones informada y oportuna, lo que dará lugar al nuevo concepto de Guerra Cognitiva, que se ha convertido en un término recurrente en la terminología militar en los últimos años.

El uso cada vez más extendido de los medios sociales, las redes sociales, la mensajería social y las tecnologías de los dispositivos móviles está posibilitando éste nuevo ámbito, la guerra cognitiva. Las plataformas digitales y de redes sociales contemporáneas permiten que actores híbridos influyan en el papel de los civiles: cómo piensan y actúan en relación con el Estado.

La guerra cognitiva representa una evolución en las estrategias bélicas que trasciende el conflicto físico directo. En lugar de centrarse en la destrucción material, esta forma de guerra busca alterar la percepción, la opinión y las decisiones de un adversario a través de la manipulación de la información, con el objetivo de lograr objetivos políticos y estratégicos.

"La guerra cognitiva se centra en atacar y degradar la racionalidad, lo que puede llevar a la explotación de vulnerabilidades y al debilitamiento sistémico" (Cognitive Warfare: Strengthening and Defending the Mind / NATO's Strategic Warfare Development Command) 

"Hoy, la guerra cognitiva integra capacidades de ingeniería cibernética, de información, psicológica y social para lograr sus fines. Aprovecha Internet y las redes sociales para atacar a individuos influyentes, grupos específicos y grandes cantidades de ciudadanos de manera selectiva y en serie en una sociedad".

"Los objetivos de la guerra cognitiva pueden ser limitados, con horizontes temporales cortos, o pueden ser estratégicos, con campañas lanzadas a lo largo de décadas. Una sola campaña podría centrarse en el objetivo limitado de impedir que se lleve a cabo una maniobra militar según lo planeado, o forzar la modificación de una política pública específica. Se podrían lanzar varias campañas sucesivas con el objetivo a largo plazo de desestabilizar sociedades o alianzas enteras, sembrando dudas sobre la gobernanza, subvirtiendo los procesos democráticos, desencadenando disturbios civiles o instigando movimientos separatistas". (Contrarrestar la guerra cognitiva: concienciación y resiliencia), ésto surge de un estudio patrocinado por Allied Command Transformation (ACT).

"Las capacidades cognitivas individuales y organizacionales serán de suma importancia debido a la velocidad y el volumen de información disponible en el espacio de batalla moderno. Si la tecnología moderna encierra la promesa de mejorar el rendimiento cognitivo humano, también encierra las semillas de serias amenazas para las organizaciones militares" (François du Cluzel).

En síntesis, la guerra cognitiva consiste en una serie de acciones diseñadas para manipular la información, las emociones y las opiniones de una población objetivo. Sus herramientas incluyen:

  • Desinformación: La difusión deliberada de información falsa o engañosa para confundir y desorientar a la población.
  • Propaganda: La utilización de mensajes persuasivos para promover una determinada ideología o causa.
  • Manipulación de las redes sociales: La explotación de las plataformas digitales para difundir mensajes y crear tendencias.
  • Ataques cibernéticos: La interferencia en sistemas informáticos para robar datos, sabotear infraestructuras o difundir propaganda.

Sus objetivos son diversos y pueden incluir:

  • Sembrar la duda y la desconfianza: Erosionar la confianza en las instituciones, los líderes y los medios de comunicación.
  • Polarizar a la sociedad: Dividir a la población en grupos enfrentados para debilitarla.
  • Legitimar acciones violentas: Justificar el uso de la fuerza o la imposición de un determinado orden.
  • Cambiar las percepciones sobre un conflicto: Presentar una versión distorsionada de los hechos para influir en la opinión pública.
  • Desestabilizar gobiernos: Sembrando la discordia y la desconfianza en las instituciones.
  • Influir en elecciones: Manipulando la opinión pública para favorecer a determinados candidatos o partidos políticos.
  • Justificar intervenciones militares: Creando una narrativa que presente a un enemigo como una amenaza existencial.
  • Erosionar la cohesión social: Dividiendo a la sociedad en grupos enfrentados.
  • Propagar ideologías extremistas: Radicalizando a ciertos sectores de la población.

Para llevar a cabo la guerra cognitiva, se utilizan una variedad de herramientas y tácticas, entre las que destacan:

  • Desinformación: La creación y difusión de información falsa o engañosa.
  • Propaganda: La utilización de mensajes repetitivos y simplificados para influir en las emociones y las creencias de las personas.
  • Bots y trolls: Cuentas automatizadas que simulan ser personas reales y difunden mensajes a gran escala. Individuos que buscan generar controversia, provocar emociones negativas o desviar la verdad  y manipular conversaciones.
  • Ciberataques: Ataques a infraestructuras críticas para generar caos y desconfianza.
  • Operaciones psicológicas: Técnicas diseñadas para influir en la percepción, el juicio y el comportamiento de los individuos.

Defendiéndonos de la Guerra Cognitiva

Para protegernos de la guerra cognitiva, es fundamental desarrollar un pensamiento crítico y una actitud escéptica frente a la información que recibimos. Algunas recomendaciones incluyen:

  • Verificar la información: Antes de compartir una noticia o un rumor, es importante verificar su origen y su veracidad.
  • Ser conscientes de nuestros sesgos cognitivos: Todos tenemos sesgos que pueden influir en nuestra percepción de la realidad. Es importante reconocerlos y tratar de superarlos.
  • Diversificar las fuentes de información: Consumir noticias de diferentes medios y perspectivas para obtener una visión más completa de los acontecimientos.
  • Promover el diálogo y la tolerancia: El diálogo abierto y respetuoso es fundamental para construir sociedades más resistentes a la manipulación.

En resumen, la guerra cognitiva es una amenaza real y creciente que requiere nuestra atención y nuestra capacidad de respuesta. Al comprender cómo funciona y cómo defendernos, podemos contribuir a construir un mundo más informado y resistente a la manipulación.-


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