La dama de blanco

No pocas veces una mente poco educada y peor instruida le ha jugado una mala pasada pegándole un buen susto a algunos. Y no pocas veces ésto ha servido para que se imponga alguna historia de fantasmas y aparecidos en algún lugar.

Fotografía de Stéphane Louboutin ©Todos los derechos reservados
Vicuñas en la laguna de Salinas y torbellino en Perú

Allá a principios de los 70' del siglo pasado, estando en los primeros años de la secundaria, junto a unos vecinos del barrio me invitaron a formar parte de un pequeño grupo de caza y pesca que de vez en cuando me llevaban a hacerle unos tiros a los patos en el "devastadero" del viejo dique de Figueroa y de paso probar suerte de sacar algún dorado en el canal Gini, a la altura del kilometro 4.

Para ir hasta allá se viaja por la ruta 5 rumbo a Tintina y pasando Caspi Corral, a unos 92 kilómetros de la ciudad de Santiago del Estero, en el "30", se toma por el camino de servicio del Canal Gini hasta el paraje conocido como el "Cero", donde inicia el canal.

A unos 17 kilómetros antes de Caspi Corral se comienza a cruzar el saladillo, que tiene entre 6 y 7 kilómetros de ancho, un largo brazo de la formación de bajos salinos que se conocen como los saladillos de Huyamampa. 

Recuerdo que en una oportunidad, finalizando la primavera o empezando el verano de un cálido y seco año, antes del famoso "meteoro" del 73 - 74, la noche de un sábado estábamos en un improvisado campamento cerca de "el Cero" disfrutando un dorado y su guarnición de verduras antes de decidir si dormíamos y al amanecer emprendíamos el regreso o nos quedábamos el domingo y emprendíamos el regreso a la tarde de ese día.

El calor y el viento norte se hacían notar tras un día soleado, con el Cielo totalmente despejado, por lo que no había muchas ganas de quedarse. Además, ya teníamos algunos patos ñuñuma, o patos criollos (Cairina moschata momelanotus), también llamados bragado, pato negro, pato mudo o pato real. Los míos terminarían a la naranja, cocinados por mi Madre. 

Después de limpiarle y saborearlo con mucho gusto el espinazo al dorado, estábamos tratando de pensar que hacíamos cuando llegó un conocido de Santiago, que venía pescar el domingo, contando que se había demorado porque cruzando el saladillo, ya cayendo la noche se les apareció varias veces la famosa "Dama de blanco".

La dama ésta era una "aparición" que asustó a muchos en la zona del saladillo. Según las historias, que hasta hoy se repiten, es una mujer vestida de blanco con una especie de largo velo blanco que vuela al viento, sobre la cual se tejen varias tramas muy repetidas de distintas maneras. En esa época al menos, era muy repetida por los lugareños, y pescadores y cazadores iban por la zona.

"Vamos a verla", dijo uno de los cuatro, cargamos la camioneta y emprendimos la partida del regreso a Santiago y de paso ver si veríamos a la "aparición" tan famosa.

Ya corría la primera hora y algo más del domingo en una noche cálida, despejada pero oscura y con algo de viento Norte, cuando llegamos al pavimento de la ruta 5. Un buen rato después tras pasar la entrada al paraje San Pablo, uno de los changos que venía en la caja golpeo el techo diciendo que le pareció ver algo, habilitamos los reflectores y continuamos más lento.

Llegando a la bajada al saladillo se vio que a la distancia algo blanco avanzaba por el saladillo y desaparecía. A medida que entrabamos al saladillo, vimos de lejos una figura indescifrable, algo delgada y alta, cruzaba la ruta delante nuestro, alejándose hacia el sur por el saladillo.

Disminuimos la velocidad para tratar de ver bien, y al rato uno de los "alumbradores", con un grito advierte que se nos venía encima ésa cosa desde el Norte. 

Paramos el vehículo y la esperamos a "la cosa" esa con el viento en la cara. Los reflectores la alumbraron y la destacaron bien, era como una figura blanca, algo alta, envuelta en una especie de velo al viento, y venía avanzando como bailando al compas de un zumbido suave. 

Cuando nos llegó a un poco más de una decena de metros entendimos que era, lo que en éstos pagos se conocen como "Huayra Muyoj", viento del diablo en quechua. Unos torbellinos de polvo, en éste caso de salitre, que se levantan por efectos del calor, la baja presión, el viento y la formación de térmicas que elevan el viento y el polvo en una columna helicoidal.

El que vimos y nos sorprendió era un torbellino más bien chico, delgado de diámetro pero variable, con una columna blanca por el salitre no muy elevada, de pocos metros y rodeado de una nube de polvo que parecía un velo. Que con un poco de imaginación y algo de miedo se podría haber visto alguna forma femenina.

Pasó por delante de la camioneta y siguió por el saladillo hasta que se disipó. Nosotros, superando la impresión inicial y después de reírnos un buen rato del espectáculo "fantasmal", seguimos el viaje de retorno, muy divertidos con la vivencia. 

La leyenda santiagueña cuenta que el Supay, el genio del mal, puede aparecerse en forma de un remolino llamado Huayra Muyoj, originado por el choque de corrientes de aire. La insinuación de su presencia, inspira respeto y temor entre la gente del interior profundo de la Provincia.

Los Huayra Muyoj, son más comunes de ser vistos de día, y varían mucho de tamaño, pueden ser delgados y relativamente bajos o pueden alcanzar un ancho y altura respetable, tanto que pueden ser confundidos con un tornado.

En las salinas extensas es común que en los días en que se dan las condiciones, aparezcan varios en las horas de mayor radiación y calor. Son raros verlos de noche. En éste caso, al parecer se daban las condiciones y el fenómeno se repitió por varias horas, seguramente hasta que bajó la temperatura de la noche.-

Jorge S. King ©Todos los derechos reservados

 

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