miércoles, 31 de enero de 2018

ARA San Juan (S-42) - Filtran documentación secreta

Información de un documento secreto publicado por Infobae, es parte de la documentación que tiene la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yañez, que está cargo de la investigación. Está firmado por el capitán Pedro Martín Fernández, quien comandaba el ARA San Juan en noviembre pasado. La difusión de ésta información causó malestar en todos los ámbitos relacionados con la causa, especialmente en la Armada Argentina.
Exclusivo: un documento secreto reveló que el ARA San Juan había detectado un submarino nuclear británico en una misión anterior.
Por Andrés Klipphan, publicado por Infobae
El 9 de julio de 2017, a las 19:48, el ARA San Juan "detectó por audio el rumor sonar de un posible submarino nuclear". El acercamiento de la supuesta nave de guerra del Reino Unido había sido "constatado una hora antes ya que se la tenía por registrador". Por ese motivo, la tripulación que había zarpado de la Base Naval de Mar del Plata el 1° de julio, a las 15:00, recibió la orden de "disminuir los ruidos al máximo" y proceder "a grabarlo". 
ARA San Juan-Border
Foto: Sergio Galiñanes (ObturArte). Vista en Flickr
Los tres sonaristas con los que contaba el buque argentino en esa misión -la anterior a la del trágico desenlace con la desaparición de 44 tripulantes y la embarcación- "coincidieron en la clasificación" del submarino, es decir que se trataba de un navío "nuclear". 
Las tres grabaciones de los ruidos del submarino que los acechaba tuvieron una duración de "10, 6 y 2 minutos" y fueron enviadas a la Armada Argentina. El dato hasta hoy se mantuvo en secreto. 
No fue el único ocultamiento que realizó la fuerza durante las horas de crisis que precedieron a la desaparición del ARA San Juan. A través de un "mensaje naval" con el sello de "SECRETO", y fechado el 10 de noviembre de 2016, es decir un año y cinco días antes de su desaparición, el ARA San Juan había sido "limitado" en su "profundidad operativa" a solo "100 metros". Había una razón: a una mayor profundidad "no permite garantizar su estanqueidad", especifica el documento. 
Por estrictas cuestiones de seguridad, los submarinos deben ingresar a un dique seco para las pruebas hidráulicas de válvulas de casco y tuberías cada 18 meses y realizar las verificaciones y reparaciones que aseguren su navegabilidad y que no se pueden hacer a flote mientras el submarino está en el agua. 
El ARA San Juan no lo hacía desde "un tiempo sustancialmente mayor de los 18 meses previstos doctrinariamente", según los registros a los que accedió Infobae. Es más del doble del lapso recomendado por el fabricante de la embarcación. Por esa razón se limitó la "profundidad operativa" a 100 metros para garantizar la navegabilidad del submarino. 
El "mensaje naval" titulado "Estado Operativo-Limitaciones" del ARA San Juan fue firmado por el capitán de navío Héctor Aníbal Alonso, jefe del Estado Mayor del Comando de la Fuerza de Submarinos, y por el capitán de navío Carlos Alberto Acuña, comandante de la Fuerza de Submarinos, entre otros. 
Por entonces ese no era el único inconveniente que tenía el submarino ARA San Juan. "A partir del quinto día de navegación y al momento de querer propulsar en etapa 1 para comenzar la exploración en el área de patrulla, falló el sistema de propulsión, entrando recién en el tercer intento". Según el reporte "CONFIDENCIAL" de la Armada Argentina fechado el 14 de agosto de 2017,  cuyos detalles se publicarán en varias notas, la falla de propulsión del navío "se mantuvo en toda la navegación", esto es, hasta el 19 de julio, día en que el submarino regresó a la Base de Mar del Plata. 
El buque de guerra también navegaba con otra serie de inconvenientes, entre ellos la pérdida de "50 litros diarios de aceite", lo que provocó "una disminución en los niveles en los reservorios del sistema hidráulico". 
Infobae también pudo establecer a través de una serie de documentos secretos que antes de desaparecer el ARA San Juan tenía a bordo "80 trajes de escape", todos vencidos. Además, de las 100 pastillas que debía portar para la producción de oxígeno en caso de una emergencia, solo había 14. 
Desconfianza bajo el agua
Ese 9 de julio de 2017 no fue la única vez que el ARA San Juan identificó a un submarino nuclear en la zona que patrullaba para identificar a pesqueros y buques, principalmente de origen asiático, que operan ilegalmente en el mar argentino o en las adyacencias a la zona económica exclusiva de Argentina.
Así se asegura en la documentación confidencial que está en poder de la jueza federal de Caleta Olivia, Marta Yáñez. En el "Anexo 04", titulado "Informe de actividades Submarino ARA San Juan", se detalla que el 10 de julio, a las 03:45, se detectó al submarino nuclear "nuevamente maniobrando en apuntamiento al contacto apreciándose una rápida variación de su marcación, bien marcado en el registro sonar". El reporte, firmado por el capitán de fragata Pedro Martín Fernández, también destaca que, como el día anterior "se obtuvo una grabación (4 minutos)", que fue "elevada".
La firma tiene un valor trascendental. Fernández fue el comandante del ARA San Juan no solo en esa misión, sino también en la de noviembre, cuando desapareció junto a sus 43 subordinados. Tucumano y de 45 años de edad, el capitán de fragata le había prometido a su madre de 80 que ese sería su último viaje en el submarino aún desaparecido. 
El ARA San Juan patrullaba además un área cuyo interés comparten Argentina e Inglaterra pese a que los tratados de paz firmados por ambos países en Madrid obligaban a la Armada a informar al Reino Unido antes de iniciar una misión de este tipo. El submarino argentino hacía caso omiso de dicha prevención presuntamente por orden de la jefatura de la fuerza. 
Fuentes navales dicen que no es descabellado que los encuentros entre el ARA San Juan y el submarino nuclear británico se hayan repetido en la última misión. Máxime si el navío de guerra británico tenía registrado que un buque extranjero invadía lo que ellos consideran territorio propio y con derecho a ser defendido. De hecho, para eso tienen unidades de la marina y la fuerza aérea británicas con asiento permanente en el archipiélago. 
Es lógico que un submarino nuclear de ese país controle lo que los británicos consideran una zona de conservación interna y externa (aledaña a las Islas Malvinas) en la que otorgan los permisos de pesca, principal ingreso económico para los habitantes de las islas. Diarios británicos ya habían informado que la Armada de ese país había despachado hacia Malvinas submarinos nucleares, aunque Londres siempre lo negó. 
¿Es posible que el ARA San Juan, con sus 44 tripulantes, se haya hundido el 15 de noviembre pasado intentando evadir a un submarino nuclear sumergiéndose dentro de la profundidad operativa de diseño pero por debajo del límite de los 100 metros establecido a causa de su falta de mantenimiento en dique seco y que las válvulas y tuberías no hayan resistido? Es una de las hipótesis que investiga la Justicia. / Por Andrés Klipphan, publicado por Infobae.--

Casos similares en algunos aspectos

El enigma de otros submarinos hundidos.
Por Alberto Rojo, publicado por La Nación
En septiembre de 1985, el arqueólogo submarino Robert Ballard encontró los restos del Titanic, a cuatro mil metros de profundidad, en el Atlántico Norte. Veintitrés años después, Ballard reveló que su descubrimiento había sido el camuflaje de una misión secreta de la Guerra Fría. La marina norteamericana había financiado su proyecto bajo la condición de que sus robots sumergibles primero inspeccionaran y fotografiaran los restos de dos submarinos nucleares: el USS Thresher, hundido en 1963, y el USS Scorpion, en 1968. A la marina le interesaba si los reactores nucleares habían sido afectados al haber estado sumergidos tanto tiempo. Los reactores estaban intactos pero las circunstancias de los hundimientos, sobre todo las del Scorpion, siguen siendo una incógnita todavía hoy. 
En un intento de clarificación del misterio, Bruce Rule, un experto de inteligencia de la Marina de Estados Unidos, publicó en 2011 el libro La muerte de un submarino en el Atlántico Norte, con un nuevo análisis de la información -hoy de dominio público- de los hechos de 1968. Para Rule, primero hubo una explosión debido a fallas de las baterías, que probablemente impidió a la tripulación mantener el control de profundidad. Luego el submarino empezó a hundirse. Veintidós minutos después, al llegar a 468 metros de profundidad, la estructura metálica colapsó debido a la enorme presión del agua, produciendo una enorme implosión, como si un pequeño globo de aire fuera comprimido violentamente por las manos de un gigante. Tanto la explosión como la implosión producen un sonido que viaja por el agua. El sonido fue grabado por detectores, parecidos a sismógrafos (y diseñados principalmente para monitorear ensayos nucleares secretos), ubicados en las islas Canarias y en varios lugares del Atlántico. Usando la diferencia de tiempos de llegada del sonido a cada detector fue posible ubicar (por el método de "triangulación") el lugar de origen del sonido. Y con la intensidad del sonido recibido fue posible determinar el grado de violencia (la energía liberada) de la explosión y de la implosión. 
La conclusión de Rule (quien en abril de 1963 testificó ante la Corte de Investigación que analizó el caso del Thresher) contradice el informe oficial, según el cual las causas del hundimiento del Scorpion no pueden ser esclarecidas con la evidencia disponible. Además, es enfático en objetar una teoría que circula todavía hoy: que el Scorpion fue hundido por un torpedo lanzado por los soviéticos. / Por Alberto Rojo, publicado por La Nación.--
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2 comentarios:

  1. me pregunto jorge: ¿que tiene que ver esto con la tragedia?. más me parece un globo para distraer la atención de lo principal, ¿que pasó con el ara san juan?

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  2. Hugo, la documentación filtrada, según fuentes periodísticas, informa sobre problemas que de alguna manera afectaban la normal navegabilidad del buque. El dato que estaba limitado en su "profundidad operativa" no es menor.

    Es inevitable pensar que debido a fallas de las baterías, algo impidió a la tripulación mantener el control de profundidad y que el buque colapse por implosión.

    Claro que sólo es una hipótesis, no se sabe nada y no se sabrá hasta que se encuentre el submarino y se pueda realizar un estudio sobre el mismo.

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